Podremos tocar tantos temas juntos? Nos será permitido hacerlo? Somos seres humanos o monstruos ocultos dentro de una caparazón humana?. Que son realmente los monstruos?.Nos hemos mirado alguna vez por dentro y estudiado sobre nosotros mismos?. ¿ Que somos y adónde vamos?. Quien tiene la verdad sobre nuestra existencia?. Cuantas cosas no tienen explicación ni aplicación.
Quienes nos dominan y gobiernan?. Que hacemos de nuestro mundo material, natural y artificial?. Porque y para que nacemos?. Existen el misterio, la reencarnación, el destino? Encontramos la lucha del poder por el poder, el fuerte, el débil, el odio, el amor, la pasión, la misericordia, pero raras veces el perdón. Son todas palabras, palabras que fluyen como un manantial de nuestro labios, se meten por nuestros sentidos, quizá porque otros lo han dicho o han tratado de hacernos entender. Pero acaso lo han logrado? Tal vez con algunos, pero no con todos.
Si somos perfectos creados, porque sufrimos de tantas dolencias? Porque y para que pensamos? Vamos no te deprimas… Pero, que es la depresión, la angustia, el miedo, que?. La inseguridad, la seguridad, la LEY, que?. Que significan para ti la soledad, la compañía?. Porque existen el porqué y el para qué?. Que difícil me pongo, verdad?. Y que es difícil y que es fácil, si en este mundo nos condicionan desde que nacemos, hasta el final de nuestros días, sin tener permiso para desarrollarnos como deseamos.
También te encuentras con el puedes y casi nadie te ayuda con el puedes. Claro, ahí salen las RECOMENDACIONES, famosas, tajantes, decisivas. Puedes, no puedes, casi nunca quieres o no quieres. Y así vamos por el mundo dando tumbos y recibiendo golpes, sin nunca oír: “ Dáme la mano, levántate, anímate, sigue adelante”, al contrario, sienten alegría de verte hundido mas y mas. Porque será?
EGOISMO: Que es y adonde va?. Quien lo sabe? NADIE! Pero tenemos que seguir adelante, porque hemos nacido con estructura de seres humanos, cabeza, tronco y extremidades. Que te sucede? No sé, no puedo seguir, desde el momento que salió eso de SERES HUMANOS, algo pasa. Es misterio o realidad, pero si me das la mano seguiremos juntos, así no voy tan sola en este mundo de papeles, que en cualquier momento se queman y desaparecen. Que haces, no quieres venir y tienes razón, cierra el libro, tal vez es mejor. Pero no temas, es solo mi historia la que ira adelante, o tal vez la tuya o la de muchos otros como nosotros. No quieres andar o no te dejan?. Pues bien, anda, la senda se abre, nooo, no te detengas porque pierdes. Perder? Quien lo ha dicho? Si, un pesimista, nooo, un optimista, Pero… si fue la verdad!!! No, no puede ser, fue la mentira, porque a la verdad, la mataron los Yánquis. Corre, corre que nos aplastan. Abre las puertas y ventanas, abre el mundo, que los días, las semanas, los meses y los años como la vida pasan volando y no se detienen. A nosotros que recién comenzamos, nos dejaran seguir?
Vamos, aunque tal vez es mejor esperar, pues entra en nuestro mundo la televisión, ese adelanto de la ciencia que no nos deja ya pensar. Nos atrofia o nos reduce a la mínima expresión. Nos sentamos delante de ese aparato de forma cuadrada o rectangular, según como lo deseas, y salen las imágenes que preparan y que piensan que merecemos. Mejor esperemos un momento para que se nos aclaren las ideas y vamos al grano, ya que tenemos mucho por recorrer. No nos separaremos por un buen tiempo.
Dime, que es locura, demencia y que es cordura, coherencia? Que se yo, solo puedo decir que siempre nos dicen cordura y nos inducen a la locura. Nos exigen Honestidad y conducen a la deshonestidad.
Porque se juega tanto con los seres humanos y luego se exige respeto? Esto sí que es un poco peliagudo, porque tenemos a nuestros grandes torturadores, que son respetables padres de familia, que con las manos ensangrentadas se creen capaces de dar amor y educación a sus hijos. Todo es una larga cadena sin fin, como el hambre, la sed, el frio, el calor, comer, trabajar, hablar, dormir, soñar, despertar, hombres, mujeres, niños, ancianos, jóvenes, drogas, alcohol, humo, fuego, ciencia, ignorancia, adelanto, retardo, norte, sur, este, oeste, blancos, negros, amarillos, fuertes, poder, potencia, impotencia, y así sigue la rueda, con risas, llantos, dolores, o alegrías, y aquí estamos metidos en un pantano sin fin, sin penas ni glorias, con más penas que glorias. Pero no desesperes, vamos por parte, que primero tenemos que nacer. Nacer? Para que, quien pidió nacer? Porque nacemos y con qué fin? Que seremos en este mundo, o que nos dejaran ser? Como nos esperan y que daremos de nosotros?. Todo esto es redundancia, seguro que nos hemos planteado esto y no hemos tenido una respuesta correcta, con un tumbo aquí, otro allá.
Como se hace para escribir un libro, para quien o quienes se escribe? . Había una vez…. No!!! Siempre hay una vez, pero….., esa es otra palabra, siempre hay un pero.
Si señores, tenemos temas, y tú sigues sin nada que hacer, de brazos cruzados, sin poder dormir. Calmantes? . No gracias, no más, que si voy al médico, para que, si no estudie medicina, y hoy por hoy vas al médico y tienes que decirle Dr. Tengo esta o esta enfermedad, me cura por favor. El te extiende una receta sin constatar el tipo de enfermedad que te aqueja, además somos pacientes de ordenadores, porque algunos ni te miran, y tú no sabes si están jugando o están buscando que le digan que puedes tener.
Denunciar: jaja, con qué dinero, si somos tan pobres que no podríamos pagar los honorarios que piden, y para peor son capaces de mandarte a la prisión, quedándote más seco que antes, sin parientes ni amigos, y sin puchos para fumar, porque ahora dan la cantinela de que el pucho daña la salud.
Pero, tú estás delirando, eso no es verdad, la justicia defiende a los seres humanos, tú no dices la verdad. Estás llena de rencores y odios, no sabes amar, no sabes perdonar. Estas ciega ante la verdad, la realidad es otra. Pero ya veremos, lentamente te iré contando. No te apresures.
Pero dime, tienes acaso algo que contar?. No jodas.
Que…. Comenzamos con las malas palabras. REPRESION: de expresión y así se comienza, no toques esto o aquello, no mires, no leas eso, no comas, no duermas, no hables, no PIENSES!!!
TAN TALAN.
Que hacemos, vamos bien así? Yo creo que sí.
Pues entonces lárgate, dale, vamos adelante.
Es que no sé, me da vergüenza. Es tan pobre mi historia, tan pobre, que es rica de pobreza, sin fantasía, por ser real, miles o millones de personas tienen sus historias, mejores, peores, pero historias al fin, por reales, y nunca se puede calcular la capacidad de aguante de ser humano. A veces pienso que soy quizá un ser de laboratorio. Eso lo veremos si no llegamos a la locura o la muerte. Si, lee atentamente:
Nací un día 11 de julio, pasando a ser la quinta hija de madre soltera, buena moza, bien parecida, con un caudal de inteligencia, bondad, simpatía, amor, fiereza, o sea, todos los dones que la madre natura provee a los seres humanos.
Nací, decía, en un país del planeta tierra, donde se hablan dos idiomas diferentes, el castellano y el guaraní, que para esa fecha hace mucho frío, por ser invierno, quizá fue el día más frío de ese invierno, tal sería ese frío, que hasta el alma llegó a congelarme. Claro que esto lo pienso hoy. Nada me falto, todo en su puesto y lugar.
Como éramos pobres, mi madre vivía en una sola habitación alquilada con dos hijas, Isabel y Celsa, pasando yo Leonor la tercera hija de género femenino.
De mis primeros años de vida nada recuerdo, cosa normal, creo que no hemos tenido nada en abundancia, al contrario, todo precario y lo más indispensable para vivir, en un país del tercer mundo, como llaman los europeos a los países pobres.
Hoy ya grande, sé donde nací, conocí la casa. Mi madre sola y yo llegando sin decir nada, más tarde llorando para hacerme sentir, y hacer saber de que estaba otra boca hambrienta.
Por supuesto, mi madre feliz y contenta, dispuesta a luchar con todas sus fuerzas por la supervivencia de sus polluelos, que ya eran cinco.
Los primeros en nacer fueron varones, Mario y Cesar, que no estaban con mi madre, dado que el genial padre que les tocó en suerte, los había secuestrado, no para criarlos él, por el gran amor que les profesaba, sino para dejarlos en manos de sus hermanas, que no tenían hijos, tal vez, creyendo así lavar su conciencia, si la tenia, pensando tal vez que estarían mucho mejor de esta manera que con la propia madre, la cual se desesperaba por no saber el paradero de sus hijos.
Mi madre nació en el año 1911, quedando huérfana de madre a la edad de 13 años, y creo que a los 15 años más o menos conoció al padre de sus hijos varones, un hombre llegado de la capital, buen mozo y atrayente. Promete matrimonio y no lo cumple, casándose con otra, dicen que no por amor, sino mas bien por dinero. Va cada tanto a ver a sus hijos, en una de esas visitas, el muy señorón, se lleva a los nenes de paseo, y nunca más volvió. Y como te decía más adelante, los niños fueron a parar en manos diferentes, hermanas del padre, haciendo creer a los niños de que fue la madre quien los dejó abandonados, porque no los quería e infinidad de cosas más.
Así sigue la vida, cruel diría yo, para mi madre, quien deja su pueblo natal y va a la capital a buscar a sus hijos. Ella se encuentra sin trabajo, y sin ayuda de nadie. Va a buscar a su padre, que nada quiere saber de ella, luego de tanto buscar, consigue un trabajo de maestra en una estancia, en territorio argentino, cuyos dueños eran paraguayos. Allá va ella, valiente, con grandes esperanzas y todo su dolor a cuestas.
En ese lugar conoce a otro hombre que le promete tantas cosas, pero bien dicen: que después de lo metido, nada de lo prometido. Así nace mi hermana Isabel, pequeñita y llorona, dicen, la que se convierte en el universo de mi madre.
Concluido su contrato de trabajo, mi madre regresa a Asunción a buscar a sus hijos. Los encuentra si, en lugares diferentes, separados, llamaban mamá a sus tías y de mi madre ni se acordaban. Con dolor en el alma decide dejarlos donde estaban, tenían casa y comida, mientras que a su lado les esperaba la pobreza y la miseria. Esta determinación lo lamentó hasta el fin de sus días. Ella amó a todos sus hijos, pero a los varones adoraba por no tenerlos a su lado.
Luego me pierdo en la historia, porque no sé donde nació Celsa y luego yo, se que entre el nacimiento de cada una han pasado cuatro años, y para ese entonces mi madre tenía una habitación en una casa de familia y una máquina de coser, con la que se ganaba la vida y sustento para todas.
Un día siendo yo aun muy pequeñita, caí enferma, los vecinos venían a vernos, pero nadie podía ayudarnos. Qué enfermedad fue no lo sé, dicen que nada quedaba en mi estómago, todo lo devolvía, un par de días más tarde, cuando ya decían que me moría, mi madre manda a Isabel a casa de una señora, Doña Saturnina, quien tenía en su casa muchas plantas medicinales, Isabel le cuenta lo que pasa y como esta señora nos quería mucho, le dio a mi hermana unas hojas medicinales con las cuales mi madre preparó un té que fue dándome por cucharaditas. Hasta las dos de la madrugada devolvía todo, luego lentamente fue quedando y con el mi vida que se fue recuperando lentamente. Los vecinos no podían creer ese milagro de ver que el peligro pasó y que yo dormía dulcemente arrullada entre los brazos de mi madre.
Pasaron tres años y nació la sexta hija Silvina, bella, parecida a una flor de azucena. Con ella paró la fábrica y ya mi madre alquilaba una casita de dos habitaciones y patio donde podíamos jugar. Yo era la gordita de la familia, a pesar de que comíamos y bebíamos por igual. Este particular lo recuerdo muy bien, porque hasta ahora tengo el mismo problema.
Dicen que era gordita y cariñosa, todos me querían en el pueblo, y tantos me llevaban de la mano a sus casas, sobre todo los vecinos, Un día, mi madre puso los colchones al sol como de costumbre, yo tendría tres añitos y me perdí de todos, porque me metí en medio de los colchones a dormir un poquito, me buscaron por todas partes, al no encontrarme, al mediodía vinieron varios hombres y comenzaron a desaguar el pozo de agua que teníamos en el patio, pensando de que podría haberme caído en él.
Cuando estaban terminando de sacar el agua, no me encuentran en él, y me ven aparecer lo más pancha, fregándome los ojos, para ver mejor la gran novedad de ver a los hombres sacando agua del pozo y sin comprender la alegría de todos al verme aparecer.
Lo que puede suceder cuando una criatura no mide sus acciones ni sus actos. Hoy me da risa, y creo que dormí placida y profundamente, que nada sentí, gritos ni llantos. Por suerte besos recibí en esa ocasión, nada de palizas, por tanto fue una gran fiesta para mí.
En esa casa hemos pasado la revolución de 1947, lo recuerdo, fue para nosotros un motivo de juego, porque a casa vino toda una familia que vivían cerca de la ruta, vía principal para llegar a la capital Asunción.
Las calles estaban llenas de soldados y nosotros sin poder salir a jugar al patio, por lo tanto hemos fabricado dentro de la casa todo un mundo aparte, debajo de la mesa , que hemos cubierto con frazadas, nos metimos como veíamos a los soldados en las carpas de campaña, desde los agujeros de las ventanas, jugábamos a los soldados, usando los palos de las escobas como fusiles. No sé cuantos días hemos pasado con este juego y sin poder salir.
Te cuento que mi abuelo don Pedro, vivía también en ese pueblo y para ganar un poco más de dinero, mi mamá le hacía la comida que teníamos que llevarle todos los días. Un día va Isabel a llevarle la vianda, como se demoraba en regresar y la comida estaba lista para nosotras, mi madre me dice que vaya a buscarla. Yo no quería ir, porque a esa hora pasaba por frente a nuestra casa una vaca muy mala, a la que siempre le tirábamos unas piedrecitas para hacerla enojar, La vaca nos conocía y yo le tenía mucho miedo. Luego de unas palizas salí a la calle, veo a Isabel venir y la espero en la calle, porque Celsa estaba muerta de risa, yo estaba aterrorizada que no podía dar un paso más cuando aparece la vaca, a la que por suerte le habían cortado los cuernos y fue derechito donde me encontraba yo. Tanto era mi miedo que no sabía qué hacer, con cinco añitos temblorosa, soy levantada en el aire, pum al suelo, así varias veces, toda ensangrentada, hasta que al fin la pueden alejar, quedando yo tendida con unos golpes internos y una herida sangrante en la pierna, en forma de v de vaca.
Por segunda vez que salvo mi vida, a pesar de todo esto, nunca se dictó una orden para que este tipo de animales no fueran por las calles del pueblo.
Cuando cumplí los 6 años, murió mi abuelo, yo no comprendía el significado de la muerte, pero si me gustaba oír todos los comentarios de la gente. A pesar de lo mal que se porto con mi madre, ella fue la que estuvo a su lado en los últimos días de su vida. Luego de su muerte nosotras fuimos a vivir a la casa que fue de mi abuelo, la cual estaba al lado de la escuela donde íbamos nosotras, así no teníamos que andar tanto camino, como hacían otros niños.
A esa edad aprendí a cocinar, cortándome el pulgar izquierdo, el cuchillo no cortaba la carne, pero si mi dedo. Pensé que mi madre me tendría lástima, pero no fue así, porque primero me dio una paliza, luego desinfectó el dedo, lo envolvió en un pedazo de tela limpia y me ordenó a seguir cocinando, por ser mi día. Creo que fue en ese momento que comencé a odiar la cocina y me propuse estudiar para no tener que hacer las tareas de la casa, que odio hasta el día de hoy, lo hago sí, porque no me gusta la mugre y además a veces tengo hambre y quiero comer algo bueno. Las cuatro hermanas hemos aprendido muy bien con rigor a hacer las cosas de la casa.
Después de grandes hemos comprendido y entendido muchas cosas, como por ejemplo que nuestra madre tenía una gran responsabilidad, tenía que hacer de padre y madre a la vez.