jueves, 19 de marzo de 2015

" La Vida Buena "

Mi tercer caso es Julia la loca, Una hermosa mujer, pero demente, mansa, libre como el viento, pero incapaz de hacer daño a nadie. No sabíamos donde vivía. Venía a casa para que mi madre le cociera un vestido, a cambio lavaba las ropas. Cuando era así, ella elegía lo que tenía que lavar y de ahí no se pasaba. Pero si tenía que cobrar en efectivo, juntaba hasta los trapos de la basura, que contaba como pieza para cobrar más. Nosotras nos divertíamos con ella, además nos quería mucho, jugaba con nosotras. Cuando llegaba a casa por la mañana temprano, antes de trabajar, se preparaba una taza grande de mate cocido con leche y galletas, luego se preparaba otra taza pero ya sin leche y decía que eso era su mate, que así estaba mejor para trabajar, a la tarde hacía lo mismo.

Al mediodía comía con nosotros, siempre y cuando no veía a tío Juan de Dios destapar la olla de la comida, cosa que no soportaba porque decía que le sacaba el apetito ver al viejo destapar la olla. Caso contrario, era de muy buen comer. Para sentarse a la mesa se lavaba bien las manos y ya nada tocaba hasta terminar de comer, podía necesitar lo que sea, que ella no lo llevaba a la mesa por estar comiendo. Al atardecer, sacaba agua del pozo, se daba un buen baño, cantando, se vestía la ropa limpia que había lavado a la mañana y planchado a la tarde, así impecable y bella, regresaba a su casa.

En esa época, nosotros llegamos a tener cinco cabras, a las cuales Julia tenía un terror, cuando llegaba, cerraba todas las puertas y ventanas, una vez segura, hablaba con las cabras y les decía: “ Cabritas, cabritas, no tengáis temor de mi”. Esto nos daba mucha gracia por ser todo lo contrario, ella tenía temor a las cabras. Así es como tengo tantos recuerdos y anécdotas de esta hermosa mujer, que quizá porqué motivos perdió el juicio, pero que merecía respeto como ser humano. Pero no fue así, pues Julia ha tenido hijos también.

Será posible que no seamos capaces de razonar, ni pensar de que mujeres como estas son incapaces de criar hijos? Crees acaso de que los padres de estos chicos se han hecho cargo de los mismos? No, para que.

Que les importa de los seres inocentes que vienen al mundo. Pero la mujer es siempre culpable, el hombre es intachable, puro y sin manchas. Es el fuerte, el macho, sin querer aceptar su nulidad sin la mujer. Hasta los animales nos dan lecciones de cómo criar a los hijos.

Llegará el día en que sabremos valorarnos como mujeres demostrando lo que valemos. Lentamente lo estamos consiguiendo. También me pregunto a veces si nosotras, las mujeres sabemos realmente lo que valemos, y si conocemos cual es nuestro rol en este mundo. Porqué continuamente tantas cosas, tantas injusticias, sin asociarnos a las que luchan por una condición mejor de la mujer.

Este es otro tema que me atrae, es algo que me gusta, porque no soporto las injusticias, que lastiman profundamente y soy muy sensible a las mismas, quizá por haberlas sufrido en carne propia, tan reiteradamente, hasta el día de hoy.

Hoy no puedo dormir, y me tendrás que soportar con más anécdotas, que a veces me dan miedo y rabia, escarbar en mi memoria y extraer los recuerdos más sobresalientes que no puedo olvidar y deseo contarte. Como se que estas a mi lado, juntas caminaremos por la senda de mi vida, haciéndonos mutua compañía.

Deseo contarte la desaparición de este mundo de tío Juan de Dios. El sufría de leumaniosis, una enfermedad que carcome por dentro, por ejemplo la parte interna de la nariz que él tenía siempre hinchada y luego carcomía la cara y así continuaba.

Como mi hermana Isabel ya trabajaba en el Hospital militar, consiguió la autorización para internarlo con el fin de aplicarle una serie de inyecciones contra esa enfermedad. Estas inyecciones eran nuevas y debían aplicarle cada día. Nosotras no podíamos llevarlo y traerlo, porque el pasaje era caro también para nuestras posibilidades, por lo tanto lo mejor fue internarlo, a la salida del colegio íbamos a verlo todos los días, cosa que lo ponía muy contento, porque nos quería y no podía estar lejos de nosotras. Era el mes de diciembre, las clases terminan, las escuelas y colegios se cerraban por vacaciones y nosotras, Silvina y yo no podíamos ir a visitarlo, cosa que lo ponía muy triste. Isabel lo veía todos los días y nos llevaba sus noticias. Nos puso muy contentas el saber que el día 9 o 10 el volvería a casa, porque terminaban de aplicarle la ultima dosis de esa inyección y nos preparamos para su regreso a casa.

El 8 de diciembre es feriado en Paraguay, es el día de la virgen de los milagros de Caacupé, que se festeja todos los años, pues cuenta la leyenda que la imagen de la virgen, venerada por todos los paraguayos, fue tallada por un indio y decían que hacia milagros, motivo por el cual, la habían colocado en una carreta para transportarla a Asunción. En ese lento viaje a la altura de Caacupé, a orillas de un arroyo, se rompió el eje de la carreta sin poder continuar el viaje. Todos dijeron que la virgen no quería seguir viaje, que su deseo era quedarse en ese pueblo distante 54 kilómetros de la capital y allí quedo. Hoy tiene su basílica, construida con la limosna de los fieles que cada año van al santuario a rendirle su homenaje, y sin contar cuánto dinero han robado, pero al fin, luego de tantos años, la virgencita tiene casa nueva.

Ese 8 de diciembre, nosotras estábamos en casa, no podíamos ir a Caacupé y fue a visitarnos una amiga de mi hermana Isabel. En la mesa estaban todas contentas, riendo, cantando, haciendo bromas, y yo con ganas locas de llorar, que hasta me enoje porque reían tanto y yo quería llorar, entonces mi madre me castigo para que llorara bien y acto seguido, me dijo que fuera a casa de unas amigas para jugar y ver si me pasaba, según ella la indiada que tenia dentro. Fui, pero esa angustia no me pasaba, no quería jugar, entonces me puse a hablar con la abuela de mis amigas sobre mi tío Juan de Dios, cosa que me calmo un poco más.

Hablando estábamos cuando llego mi hermana Silvina a buscarme, quería que fuera corriendo a casa porque tío había muerto. Yo me quede paralizada, no podía hablar ni dar un solo paso, hasta que reaccione y fui corriendo. Tal vez paso mucho tiempo, no lo sé, solo recuerdo que mi madre me dio una paliza por haberme demorado tanto en acudir a su llamado, no quiso escuchar mi explicación, pensó solamente de que no quería dejar de jugar, pero yo se que al saber que mi tío murió me sentí mejor, la angustia, las ganas de llorar, todo paso y era como si flotara en el aire.

Pobrecito, dicen que esa mañana se baño, se afeito, fue a misa, comulgo, y luego de almorzar fue a la cama a hacer su siesta diaria, muy contento porque al día siguiente regresaría a casa. La enfermera de turno fue a su lado a pedirle algo y le pareció un poco raro, al rato se puso morado, llamaron urgente al médico de guardia, le hicieron masaje al corazón, pero todo fue en vano, el ataque al corazón fue fulminante y lo llevo para siempre de nuestro lado. Para mí no tiene explicación, y es el porqué a la hora en que él se sentía mal a más de 12 kilómetros de distancia, yo solamente quería llorar y me sentía mal.

Lo llore mucho. Mamá no tenía dinero para comprarle un ataúd y recuerdo que fuimos a pedirle prestado el dinero para ese fin a un señor quien nos acompaño incluso a comprarlo y de esa forma hemos podido darle una sepultura digna de él. Mucha gente asistió a su entierro porque era muy querido en el pueblo.

Volviendo a esas sensaciones raras que siento casi a menudo, cuando algo sucede, comenzó desde que yo tenía ocho años, en una habitación dormíamos todas, yo con Silvina en la misma cama. Esa noche en especial dormía plácidamente, no sé si fue un sueño o realidad, que me despierta un resplandor, una claridad increíble, que iluminaba toda la habitación, y veo que desde la ventana salía una escalera brillante con ángeles en cada escalón y a ambos lados, al final de la misma entre nubes, un anciano con barbas, vestido de blanco, una señora hermosa vestida de celeste, también otro hombre joven con barbas y en medio de ellos, arriba una paloma blanca. Sentí sus voces que me decían: “ Sube, sube, ven que esperamos, no decaigas, ven otro poco más que ya llegas” yo sentía además mi jadeo, subiendo esas escaleras.

Mi madre se despierta, me llama, me pregunta si que me pasa, que tenía los ojos tan abiertos y el eco de las voces en mis oídos. Ella me dijo luego que le conté, que la despertó el resplandor y que vio como un humo blanco se alejaba de la ventana y pensó que yo estaría jugando con alguien a esas horas de la noche, porque dice que yo decía cansada “ no puedo más, son muchos escalones”. Mi madre se acerco a mí, me tranquilizo, me dijo que me durmiera, que ya todo pasó y que ella nunca me dejaría.

Hasta esa fecha nunca había ido a una iglesia, ni había oído algo sobre esas cosas, no sabía que algo de eso te enseñaban. Hasta que un día, debido a que no podía olvidar le dije a mi madre de que quería ir a la iglesia, espere bastante porque quería preguntarle al sacerdote si que opinaba el sobre lo que me había sucedido, porque algo tenia dentro mío que no me dejaba en paz. Cuando se lo conté este se puso a reír y me dijo que yo tenía mucha fantasía, que era mejor me olvidara de todo eso y me dedicara a mis estudios y a mis juegos, que no pensara en estupideces, ni lo molestara, porque tenía cosas más importantes que hacer.

Volví a casa llorando por el camino, me dolía la actitud del sacerdote y que pensara eso. Me sentí tratada como mentirosa y fantasiosa, hasta que otra vez sentí una voz que me proponía tranquilidad, que estaría siempre a mi lado incluso en los momentos más difíciles de mi vida. A partir de eso, nunca más conté sobre estas cosas a nadie, porque consideré solamente mías, a pesar de que cada tanto tenía esos contactos extraños.

Me preguntas que paso con mi hermana Isabel, pues te cuento, que ella por ser la mayor de las hermanas, muy joven aun, para poder seguir sus estudios secundarios, se fue a vivir con unos parientes a Asunción y a la vez consiguió un trabajo de mediodía, como secretaria del director en el hospital militar, así ayudaba a mamá para que nosotras pudiéramos estudiar, y ella ahorrar al menos los gastos del pasaje, pero los fines de semana, cuando no tenía que estudiar, iba a casa a compartir con nosotras. Ella se recibió de contador público nacional, en la escuela de comercio No. 1, y siguió trabajando en el hospital, siempre como secretaria.

" La Vida Buena "

Recuerdo que siempre que le preguntábamos por nuestro padre, ella nos mostraba su máquina de coser y nos decía: “ Este es vuestro padre, el que nos da de comer”. Esa máquina era antigua, a pedal, con una correa fina, que rogábamos que no se soltara, porque cuando hacíamos una travesura, por más tonta que fuera, nos pegaba con ella y nos decía que si no la respetábamos a ella lo haríamos a esa cuerda. Esa cuerda tenia por nombre Morenito, y formaba parte de nuestras vidas como el pan nuestro de cada día. Cada vez que mi madre se descuidaba, nosotras lo tirábamos sobre el techo de la casa, y estábamos tranquilas por un tiempo, hasta que aparecía el otro, y hay que ver como dolía. A veces la hacíamos enojar más aun, cuando le decíamos que no nos dolía, así nos pegaba más, o dejaba de hacerlo.

Pasaban los días, por la mañana en la escuela, a la tarde, trabajábamos ayudando a mi madre en la costura, todo lo de a mano, como ojales, ruedo, pegar botones y planchado, luego ir a entregar a sus respectivos dueños, algunos eran ricos, cuyos hijos tomaban la merienda con chocolate, pan y manteca, yo los miraba y se me hacia agua en la boca, por las ganas que tenia de comer, quedándome siempre con las ganas y tragando saliva. Hoy en día no me falta nada de eso en casa, a pesar de que por mi salud no los puedo comer ni beber.

Por las noches, luego de hacer las tareas de la escuela, todas nos poníamos a hacer bolsas de papel, para una fábrica de fideos que había en el pueblo, más o menos hasta las 12 de la noche.

Mi madre tenía una amiga, llamada Mauricia, a visitarla íbamos los domingos para tomar mate de leche y coco, que es un manjar. Cuando estábamos por llegar a su casa, hacíamos una carrera, la primera en llegar, podía ponerse los suecos de Mauricia, sin que nadie reclamara, y eso era posible solo cuando ella se sentaba. Yo era siempre la última en llegar por ser la gorda, pero me ponía los suecos más veces que las otras, primero porque Mauricia me los daba, segundo porque no subía a los árboles y esperaba a que ella se sentara, así saltaba por sus suecos y me los ponía con una alegría infinita, que gloria poder calzarlos.

Cuando ella iba a casa a visitarnos la alegría era general, porque lavaba los platos que nosotras escondíamos en el horno para no lavarlos, sobre todo Isabel. Al verla venir, saltábamos y gritábamos: “viene Maricha, viene Maricha”. Hoy mi máquina de lavar platos se llama Mauricia.

Cuando fuimos a vivir a la casa de mi abuelo, vino con nosotras un tío de mi mamá. Se llamaba Juan de Dios, era un niño grande, nos quería mucho, jugaba con nosotras y nos defendía de mi madre, sobre todo a Silvina y a mí. Digo que era un niño grande, porque cuando pequeño le había mordido una serpiente venenosa, se salvó de morir, pero mentalmente no llegó a desarrollarse. Para nosotras era una seguridad tener un hombre en casa. Con él hemos hecho una huerta que nos daba hermosas verduras y cuidábamos los árboles frutales, que por suerte eran muchos y así nunca nos ha faltado frutas en casa.

Cuando no teníamos verduras, nuestro alimento era el mate cocido o el arroz con leche. El arroz no era tan caro y la leche teníamos gratis, que nos daban las tías de mi madre. Quisiera contarte que después de mi abuelo, murió su hermana Rosa. Yo fui a buscar la leche, como todas las tardes, sabia de que estaba enferma, pasé a verla en su lecho de enferma, ella rezaba su rosario, de pronto, dejó su rosario y tomo mis manos muy fuerte, acto seguido, se sacó el anillo que llevaba y me lo puso en el dedo, luego fijó la mirada en el techo y dejó de respirar. Naturalmente yo me asusté, por lo del anillo y creí que se había dormido, la cubrí bien, le di un beso en la frente y salí. Dije a Ursulina, su ahijada que se durmió la tía, y le conté que me puso su anillo en el dedo, temiendo que pensaran de que se lo había robado, se lo quise dar y ella me dijo que era mío, que me lo regaló por lo mucho que me quería. Fue mi primer anillo de oro, que luego te lo contare como lo perdí.

Al llegar a casa le conté a mi madre todo, de porqué tenía ese anillo en el dedo, de cómo fijó los ojos en el techo, de que rezaba, que sus ojos tenían una desesperación y parecían implorantes, que creí que se quedó dormida, que si es así la muerte, ella murió entre mis brazos, le rogué que fuera a verla llorando. Mi madre trató de tranquilizarme y cuando estaba por salir, llegó el criadito que tenían las tías a pedirle a mi madre que lo acompañara porque la tía Rosita había muerto. Así, hemos enterrado otra persona de la familia que antes había rechazado a mi madre.

Antes de seguir adelante, quisiera contarte algo que olvidé anteriormente y es que el caserón de mi abuelo tenía cinco habitaciones y una cocina, todo muy viejo, muy antiguo. De esas habitaciones solo dos hemos podido habitar, las otras tres se estaban cayendo por los años que tenían a cuestas, carcomidas por ese bicho que carcomen las maderas, y por todas partes reinaban los murciélagos que siempre nos asustaban.

Cansada de todo eso, mi madre le pide a un primo suyo, de que destechara y echara toda esa parte, y así usar al menos lo que valía la pena, para reforzar la parte en que habitábamos y hacer una cocina que pudiéramos usar. Así se pusieron a trabajar, destechando primero de una parte, y luego la otra. Con mi hermana Celsa nos subimos al techo como cabras, Castorino, que así se llamaba el primo de mamá, se canso de pedirnos que bajáramos, que era peligroso estar arriba, sin que nosotras lo escucháramos, hasta que me asusté al poner el pié en un madero carcomido y donde estaba el nido más grande de esos animalitos. Si no fuera por Castorino que en ese momento estaba a mi lado de un manotazo me sostuvo del brazo, evitándome una caída espectacular y logró de esta manera hacernos bajar, con el temor de que se lo contara a mi madre.

Dos días más tarde, yo seguía con el miedo en el cuerpo, siento que alguien me llama, salgo a la calle y veo que Celsa está por alcanzar a Castorino un martillo que se le había caído, y por lo cual había llamado. En ese momento veo que toda esa caparazón está cayendo. Celsa corre hacia el medio de la calle, yo la imito, Castorino salta en forma vertical y todo cae sobre él con un ruido infernal.

Mucha gente corrió a prestar ayuda, todos buscamos a Castorino que estaba debajo de los escombros, comenzaron a remover en el lugar donde lo vimos caer y donde sin querer mi madre estaba de pie, llamándolo. Una gran suerte, a Castorino lo sácan sano y salvo, sólo tenía un rasguño en la frente, causado por una varilla que le cayó antes que todo el resto. Así aprendí de que en un caso igual, uno tiene que estar cerca de la pared para evitar que las vigas y tirantes del techo te caigan encima. Por suerte no hubo que lamentar la muerte de nadie y todo quedó en un susto tremendo.

Nuestro trabajo siguiente fue la de retirar los escombros y lentamente comenzamos a edificar una nueva cocina al lado de la parte habitada y un hermoso horno de barro y ladrillos y una letrina donde hacer nuestras necesidades biológicas. Hemos hecho realmente un buen trabajo en equipo y pudimos vivir como seres humanos y civilizados.

Otra de las cosas que recuerdo, es cuando llevábamos las ropas a doña Boni para que las lavara, ella cobraba poco, y nosotras íbamos contentas con los atados de ropa sobre la cabeza y jugábamos en el arroyo donde ella lavaba. Como quedaba lejos de nuestra casa, muchas veces nos hemos encontrado por el camino con manadas de animales que llevaban al matadero, nosotras nos metíamos en propiedades ajenas alambradas, para evitar ser atropelladas por los novillos, una vez que pasaban todos, salíamos de nuestro escondite y volvíamos a casa, a veces teníamos nuestras ropas desgarradas en algún lugar, pero contentas de haber vivido una aventura mas.

De todos los árboles que teníamos en casa, yo tenía uno que era mi preferido, El pacurí era frondoso, y uno podía esconderse entre sus ramas y hojas, sentarse a leer o escribir, sobre todo al mediodía, cuando reinaba la paz y la tranquilidad.

Un día descubro que nuestros vecinos, un matrimonio de más o menos 50 o 60 años, que al llegar de sus respectivos trabajos se sentaban en el patio a tomar el sol, al rato comienzan a besarse como dos jovencitos enamorados, yo criatura de más o menos 10 años, me divertía silbándoles cada vez que se besaban. Ellos se separaban y buscaban si de qué lado surgía el silbido, claro que a mí no podían verme, por tanto furiosos, se metían en la casa, yo esperaba unos quince minutos y ya segura de que nadie me podía ver, saltaba sobre el techo del baño de ahí, saltaba justo donde estaba la puerta del baño, simulando salir de ahí y entraba a casa a hacer mis tareas.

En la escuela tenían una encargada con hijos, una de ellas, de nombre Aurora, era amiga nuestra, siempre nos hacíamos de un tiempito para ayudarla a limpiar el patio o las aulas de dicha escuela, así terminaba antes sus tareas y la madre le daba permiso para jugar con nosotras un rato.

Cuando había elecciones, la gente del pueblo tenía que ir ahí a votar, no puedes imaginarte la suciedad que dejaban, los niños eran más cuidadosos que los mayores. Hasta el día de hoy no puedo explicarme para qué se hacían esas votaciones si ya todos sabían cinco años antes de quién sería electo presidente de la nación. Yo creo que debían dar clases especiales a la población sobre lo que es el derecho al voto y la libertad de derecho que tiene cada uno. La respuesta es fácil, porque la libertad de los países democráticos no existía en mi país.

Ese domingo en particular, luego de las elecciones, limpiamos la escuela, y fuimos para casa. Nos sentamos en la calle tío Juan de Dios, Celsa, Aurora, Silvina y yo, nos pusimos a contar cuentos de fantasmas que daban miedo, cuando de pronto vemos que pasan corriendo policías. Aurora pregunta a uno de ellos que estaba pasando, él contesta que un hombre borracho quiso matar a su hija con un cuchillo, que escapó y lo estaban buscando. Nos recomendó que nos metiéramos dentro de la casa por ser peligroso estar en la calle.

Aurora dijo que ella iba a ver si su madre había regresado, nosotras temblando de miedo, pero valientes no la dejamos ir sola y la acompañamos tomadas de las manos. Al ver que la madre no estaba, volvimos a casa. Al cruzar el patio de la escuela que era grande, sentimos que alguien chistaba del lado más oscuro del patio, la primera vez apenas sentimos, la segunda vez fue mucho más fuerte y nos pusimos a correr a todo lo que daban nuestras piernas

Tratamos de calmarnos unas a otras, porque el miedo podría ser la causa de nuestro terror. Ya más calmadas, nos sentamos nuevamente en la calle, al rato, por tener nuestra vista siempre fija hacia la escuela, vemos sobre la muralla una sombra alta, negra, como un fantasma, y que saltando corría hacia nosotras. Aurora y Celsa, de un salto se metieron en casa cerrando la puerta, Silvina y yo corrimos por la calle, pidiendo ayuda y haciendo salir a los vecinos del barrio. Varios hombres fueron a casa, encontraron a nuestro fantasma que quería esconderse y peleaba con tío Juan de Dios. Nuestro fantasma fue conducido a la comisaría porque era el hombre que había acuchillado a la hija un poco antes. Nosotras hemos recibido como premio una tremenda paliza, que recordaremos siempre.

Como estas tengo muchas anécdotas de mi infancia que podrían gustarte, pero son chiquilladas. Mi pueblo era como tantos otros pueblos de nuestro planeta, con sus personajes típicos, como nos saben contar tan bien los escritores noveles que a veces son divertidas y otras veces tristes, fruto de tanta ignorancia e ignominia. Criaturas creadas por Dios, inocentes. No sé porqué existen los que se creen perfectos creados, inteligentes o estudiados, hacen tanto mal a veces con sus arranques de hacer notar sus superioridades de seres racionales, con los cinco sentidos bien puestos de personas cultas, sin querer reconocer lo pobre que somos, que necesitamos el uno del otro, sin despreciar a ninguno, porque para eso fue creado el mundo como es.

Por ejemplo, el sabio necesita del ignorante para hacer sus experimentos, el enfermo necesita del médico, como este del paciente enfermo y así sigue esta cadena sin fin. Pero nosotros a pesar de todo, seguimos siendo ignorantes, estúpidos, con derecho a despreciar a nuestros semejantes por diversos motivos y sobre todo, por creer que los demás no están a la altura de nuestro nivel cultural o social.

Que desperdicio de seres humanos somos, y que poco valemos realmente. Acaso alguien nació vestido y con zapatos, o fue a la tumba en posición vertical. A veces ni el recuerdo queda de nuestro paso por este mundo, y así seguimos embarrados de maldad y egoísmo. Aun tenemos tantos hombres que se consideran superiores a las mujeres, olvidando tantas veces que fue una mujer la que los trajo a este mundo y que por medio de una mujer tendrá su descendencia. Es en la mujer donde descarga y desahoga sus más bajos instintos y donde deja lo más elemental y sagrado para la procreación de la especie.

Es la mujer la que los forma y los prepara para el futuro. Será por eso que es denigrada, tantas veces relegada a un segundo plano, cuando realmente es el eje principal de este mundo, con una capacidad inagotable. No se debe creer que la mujer nació solamente para abrir las piernas cuando les apetece y fregar la casa, no! Y mil veces NO!

Esto realmente es un tema muy profundo, que podemos tocar más adelante, pues me estoy alejando de lo que quería contarte y eran esos personajes que me daban miedo y a la vez me gustaban en mi infancia, pero que va relacionada con mi plática anterior, como lo podrás comprobar.

Vamos por el primer tema: China tavy (tonta o boba) o muñeca de trapo.

Así llamaban a esta joven, que hoy recuerdo con ternura y en ese entonces, no podía detenerme a pensar por ser una criatura, pero hoy puedo sacar mis propias conclusiones y contártelas, La llamaban de esa manera por ser enferma y por hacer muñecas de trapo para vender. Era retardada mental, como puede ser que había enfermando de poliomelítis, porque era defectuosa y tenia dificultad para hablar y caminar, siempre la vi montada sobre un burro que estiraba su madre ya mayor. Recorrían el pueblo pidiendo retacitos de tela o ropas viejas para confeccionar sus muñecas y venderlas para tener que comer. No te parece maravilloso esto?. A casa iban siempre porque mi madre le guardaba retazos para ayudarla. A su paso se burlaban de ella diciéndole de todo, pero ella les sonreía, quizá creía que le decían cosas bonitas o que elogiaban su trabajo, como puede ser que entendía todo y de candorosa alma salía esa sonrisa de compasión. Solamente ella lo sabría.

Un hombre la violentó y la dejó embarazada, pobre joven, pobre hijo, y pobre abuela. Este hombre, macho por naturaleza, pero sin delicadeza, que la tomó para desahogar sus bajos instintos, sin importarle las consecuencias que podrían acarrear a un ser que viene al mundo en esas circunstancias, para mí, debería ser castrado o colgado de un árbol, no lo crees así?. Esto para mi es repugnante y condenable. Pero el hombre se cree con derecho de tirar la piedra y esconder la mano, porque además está la iglesia que los protege, que condena el aborto, y detrás de ella mucha gente, pero no se hacen cargo ni responsables de alimentar y proteger a estas criaturas, que como China, no era capaz de nada, ni para ella misma.

Para concluir su historia te cuento que ella seguía haciendo y vendiendo sus muñecas de trapo, con su hijo en brazos, más tarde el niño corría detrás de la madre y del asno, hasta que un día le sacaron este niño sin que nadie supiera donde fue a parar.

El segundo caso es de una mujer que nadie conocía su nombre, era también enferma, casi loca, que recorría el pueblo con un cesto sobre la cabeza lleno de bananas para vender y así ganarse la vida. Recuerdo que con una mano sostenía la cesta y la otra metida entre sus piernas, motivo por el cual nadie quería comprarle las bananas, por sí se burlaban de ella. Cuando algunos hombres le gritaban algunas cosas y le preguntaban si porque tenía siempre las manos en ese lugar, les contestaba de que ella tocaba solamente lo suyo por lo cual, tenían que dejarla tranquila.

Tampoco ella se salvó de quedar preñada, casi cada año daba a luz un hijo, no sé cuantos llegó a tener. Varia familias llegaron a adoptar sus hijos, hermosos y sanos por suerte, pero que de grandes han sufrido mucho, porque la gente no ha callado la verdad de sus procedencias, todo por el placer de hacer el mal.

No se daban cuenta de que una mujer enferma, nunca va junto a un hombre a pedirle de mantener una relación sexual. Es él, el que no tiene la delicadeza, ni mide sus actos por un momento de placer, el que hace esto es un ser ruin y despreciable, y más anormal que esta mujer enferma y andrajosa.

" La Vida Buena "


Podremos tocar tantos temas juntos? Nos será permitido hacerlo? Somos seres humanos o monstruos ocultos dentro de una caparazón humana?. Que son realmente los monstruos?.Nos hemos mirado alguna vez por dentro y estudiado sobre nosotros mismos?. ¿ Que somos y adónde vamos?. Quien tiene la verdad sobre nuestra existencia?. Cuantas cosas no tienen explicación ni aplicación.

Quienes nos dominan y gobiernan?. Que hacemos de nuestro mundo material, natural y artificial?. Porque y para que nacemos?. Existen el misterio, la reencarnación, el destino? Encontramos la lucha del poder por el poder, el fuerte, el débil, el odio, el amor, la pasión, la misericordia, pero raras veces el perdón. Son todas palabras, palabras que fluyen como un manantial de nuestro labios, se meten por nuestros sentidos, quizá porque otros lo han dicho o han tratado de hacernos entender. Pero acaso lo han logrado? Tal vez con algunos, pero no con todos.

Si somos perfectos creados, porque sufrimos de tantas dolencias? Porque y para que pensamos? Vamos no te deprimas… Pero, que es la depresión, la angustia, el miedo, que?. La inseguridad, la seguridad, la LEY, que?. Que significan para ti la soledad, la compañía?. Porque existen el porqué y el para qué?. Que difícil me pongo, verdad?. Y que es difícil y que es fácil, si en este mundo nos condicionan desde que nacemos, hasta el final de nuestros días, sin tener permiso para desarrollarnos como deseamos.

También te encuentras con el puedes y casi nadie te ayuda con el puedes. Claro, ahí salen las RECOMENDACIONES, famosas, tajantes, decisivas. Puedes, no puedes, casi nunca quieres o no quieres. Y así vamos por el mundo dando tumbos y recibiendo golpes, sin nunca oír: “ Dáme la mano, levántate, anímate, sigue adelante”, al contrario, sienten alegría de verte hundido mas y mas. Porque será?

EGOISMO: Que es y adonde va?. Quien lo sabe? NADIE! Pero tenemos que seguir adelante, porque hemos nacido con estructura de seres humanos, cabeza, tronco y extremidades. Que te sucede? No sé, no puedo seguir, desde el momento que salió eso de SERES HUMANOS, algo pasa. Es misterio o realidad, pero si me das la mano seguiremos juntos, así no voy tan sola en este mundo de papeles, que en cualquier momento se queman y desaparecen. Que haces, no quieres venir y tienes razón, cierra el libro, tal vez es mejor. Pero no temas, es solo mi historia la que ira adelante, o tal vez la tuya o la de muchos otros como nosotros. No quieres andar o no te dejan?. Pues bien, anda, la senda se abre, nooo, no te detengas porque pierdes. Perder? Quien lo ha dicho? Si, un pesimista, nooo, un optimista, Pero… si fue la verdad!!! No, no puede ser, fue la mentira, porque a la verdad, la mataron los Yánquis. Corre, corre que nos aplastan. Abre las puertas y ventanas, abre el mundo, que los días, las semanas, los meses y los años como la vida pasan volando y no se detienen. A nosotros que recién comenzamos, nos dejaran seguir?

Vamos, aunque tal vez es mejor esperar, pues entra en nuestro mundo la televisión, ese adelanto de la ciencia que no nos deja ya pensar. Nos atrofia o nos reduce a la mínima expresión. Nos sentamos delante de ese aparato de forma cuadrada o rectangular, según como lo deseas, y salen las imágenes que preparan y que piensan que merecemos. Mejor esperemos un momento para que se nos aclaren las ideas y vamos al grano, ya que tenemos mucho por recorrer. No nos separaremos por un buen tiempo.

Dime, que es locura, demencia y que es cordura, coherencia? Que se yo, solo puedo decir que siempre nos dicen cordura y nos inducen a la locura. Nos exigen Honestidad y conducen a la deshonestidad.

Porque se juega tanto con los seres humanos y luego se exige respeto? Esto sí que es un poco peliagudo, porque tenemos a nuestros grandes torturadores, que son respetables padres de familia, que con las manos ensangrentadas se creen capaces de dar amor y educación a sus hijos. Todo es una larga cadena sin fin, como el hambre, la sed, el frio, el calor, comer, trabajar, hablar, dormir, soñar, despertar, hombres, mujeres, niños, ancianos, jóvenes, drogas, alcohol, humo, fuego, ciencia, ignorancia, adelanto, retardo, norte, sur, este, oeste, blancos, negros, amarillos, fuertes, poder, potencia, impotencia, y así sigue la rueda, con risas, llantos, dolores, o alegrías, y aquí estamos metidos en un pantano sin fin, sin penas ni glorias, con más penas que glorias. Pero no desesperes, vamos por parte, que primero tenemos que nacer. Nacer? Para que, quien pidió nacer? Porque nacemos y con qué fin? Que seremos en este mundo, o que nos dejaran ser? Como nos esperan y que daremos de nosotros?. Todo esto es redundancia, seguro que nos hemos planteado esto y no hemos tenido una respuesta correcta, con un tumbo aquí, otro allá.

Como se hace para escribir un libro, para quien o quienes se escribe? . Había una vez…. No!!! Siempre hay una vez, pero….., esa es otra palabra, siempre hay un pero.

Si señores, tenemos temas, y tú sigues sin nada que hacer, de brazos cruzados, sin poder dormir. Calmantes? . No gracias, no más, que si voy al médico, para que, si no estudie medicina, y hoy por hoy vas al médico y tienes que decirle Dr. Tengo esta o esta enfermedad, me cura por favor. El te extiende una receta sin constatar el tipo de enfermedad que te aqueja, además somos pacientes de ordenadores, porque algunos ni te miran, y tú no sabes si están jugando o están buscando que le digan que puedes tener.

Denunciar: jaja, con qué dinero, si somos tan pobres que no podríamos pagar los honorarios que piden, y para peor son capaces de mandarte a la prisión, quedándote más seco que antes, sin parientes ni amigos, y sin puchos para fumar, porque ahora dan la cantinela de que el pucho daña la salud.

Pero, tú estás delirando, eso no es verdad, la justicia defiende a los seres humanos, tú no dices la verdad. Estás llena de rencores y odios, no sabes amar, no sabes perdonar. Estas ciega ante la verdad, la realidad es otra. Pero ya veremos, lentamente te iré contando. No te apresures.

Pero dime, tienes acaso algo que contar?. No jodas.

Que…. Comenzamos con las malas palabras. REPRESION: de expresión y así se comienza, no toques esto o aquello, no mires, no leas eso, no comas, no duermas, no hables, no PIENSES!!!

TAN TALAN.

Que hacemos, vamos bien así? Yo creo que sí.

Pues entonces lárgate, dale, vamos adelante.

Es que no sé, me da vergüenza. Es tan pobre mi historia, tan pobre, que es rica de pobreza, sin fantasía, por ser real, miles o millones de personas tienen sus historias, mejores, peores, pero historias al fin, por reales, y nunca se puede calcular la capacidad de aguante de ser humano. A veces pienso que soy quizá un ser de laboratorio. Eso lo veremos si no llegamos a la locura o la muerte. Si, lee atentamente:

Nací un día 11 de julio, pasando a ser la quinta hija de madre soltera, buena moza, bien parecida, con un caudal de inteligencia, bondad, simpatía, amor, fiereza, o sea, todos los dones que la madre natura provee a los seres humanos.

Nací, decía, en un país del planeta tierra, donde se hablan dos idiomas diferentes, el castellano y el guaraní, que para esa fecha hace mucho frío, por ser invierno, quizá fue el día más frío de ese invierno, tal sería ese frío, que hasta el alma llegó a congelarme. Claro que esto lo pienso hoy. Nada me falto, todo en su puesto y lugar.

Como éramos pobres, mi madre vivía en una sola habitación alquilada con dos hijas, Isabel y Celsa, pasando yo Leonor la tercera hija de género femenino.

De mis primeros años de vida nada recuerdo, cosa normal, creo que no hemos tenido nada en abundancia, al contrario, todo precario y lo más indispensable para vivir, en un país del tercer mundo, como llaman los europeos a los países pobres.

Hoy ya grande, sé donde nací, conocí la casa. Mi madre sola y yo llegando sin decir nada, más tarde llorando para hacerme sentir, y hacer saber de que estaba otra boca hambrienta.

Por supuesto, mi madre feliz y contenta, dispuesta a luchar con todas sus fuerzas por la supervivencia de sus polluelos, que ya eran cinco.

Los primeros en nacer fueron varones, Mario y Cesar, que no estaban con mi madre, dado que el genial padre que les tocó en suerte, los había secuestrado, no para criarlos él, por el gran amor que les profesaba, sino para dejarlos en manos de sus hermanas, que no tenían hijos, tal vez, creyendo así lavar su conciencia, si la tenia, pensando tal vez que estarían mucho mejor de esta manera que con la propia madre, la cual se desesperaba por no saber el paradero de sus hijos.

Mi madre nació en el año 1911, quedando huérfana de madre a la edad de 13 años, y creo que a los 15 años más o menos conoció al padre de sus hijos varones, un hombre llegado de la capital, buen mozo y atrayente. Promete matrimonio y no lo cumple, casándose con otra, dicen que no por amor, sino mas bien por dinero. Va cada tanto a ver a sus hijos, en una de esas visitas, el muy señorón, se lleva a los nenes de paseo, y nunca más volvió. Y como te decía más adelante, los niños fueron a parar en manos diferentes, hermanas del padre, haciendo creer a los niños de que fue la madre quien los dejó abandonados, porque no los quería e infinidad de cosas más.

Así sigue la vida, cruel diría yo, para mi madre, quien deja su pueblo natal y va a la capital a buscar a sus hijos. Ella se encuentra sin trabajo, y sin ayuda de nadie. Va a buscar a su padre, que nada quiere saber de ella, luego de tanto buscar, consigue un trabajo de maestra en una estancia, en territorio argentino, cuyos dueños eran paraguayos. Allá va ella, valiente, con grandes esperanzas y todo su dolor a cuestas.

En ese lugar conoce a otro hombre que le promete tantas cosas, pero bien dicen: que después de lo metido, nada de lo prometido. Así nace mi hermana Isabel, pequeñita y llorona, dicen, la que se convierte en el universo de mi madre.

Concluido su contrato de trabajo, mi madre regresa a Asunción a buscar a sus hijos. Los encuentra si, en lugares diferentes, separados, llamaban mamá a sus tías y de mi madre ni se acordaban. Con dolor en el alma decide dejarlos donde estaban, tenían casa y comida, mientras que a su lado les esperaba la pobreza y la miseria. Esta determinación lo lamentó hasta el fin de sus días. Ella amó a todos sus hijos, pero a los varones adoraba por no tenerlos a su lado.

Luego me pierdo en la historia, porque no sé donde nació Celsa y luego yo, se que entre el nacimiento de cada una han pasado cuatro años, y para ese entonces mi madre tenía una habitación en una casa de familia y una máquina de coser, con la que se ganaba la vida y sustento para todas.

Un día siendo yo aun muy pequeñita, caí enferma, los vecinos venían a vernos, pero nadie podía ayudarnos. Qué enfermedad fue no lo sé, dicen que nada quedaba en mi estómago, todo lo devolvía, un par de días más tarde, cuando ya decían que me moría, mi madre manda a Isabel a casa de una señora, Doña Saturnina, quien tenía en su casa muchas plantas medicinales, Isabel le cuenta lo que pasa y como esta señora nos quería mucho, le dio a mi hermana unas hojas medicinales con las cuales mi madre preparó un té que fue dándome por cucharaditas. Hasta las dos de la madrugada devolvía todo, luego lentamente fue quedando y con el mi vida que se fue recuperando lentamente. Los vecinos no podían creer ese milagro de ver que el peligro pasó y que yo dormía dulcemente arrullada entre los brazos de mi madre.

Pasaron tres años y nació la sexta hija Silvina, bella, parecida a una flor de azucena. Con ella paró la fábrica y ya mi madre alquilaba una casita de dos habitaciones y patio donde podíamos jugar. Yo era la gordita de la familia, a pesar de que comíamos y bebíamos por igual. Este particular lo recuerdo muy bien, porque hasta ahora tengo el mismo problema.

Dicen que era gordita y cariñosa, todos me querían en el pueblo, y tantos me llevaban de la mano a sus casas, sobre todo los vecinos, Un día, mi madre puso los colchones al sol como de costumbre, yo tendría tres añitos y me perdí de todos, porque me metí en medio de los colchones a dormir un poquito, me buscaron por todas partes, al no encontrarme, al mediodía vinieron varios hombres y comenzaron a desaguar el pozo de agua que teníamos en el patio, pensando de que podría haberme caído en él.

Cuando estaban terminando de sacar el agua, no me encuentran en él, y me ven aparecer lo más pancha, fregándome los ojos, para ver mejor la gran novedad de ver a los hombres sacando agua del pozo y sin comprender la alegría de todos al verme aparecer.

Lo que puede suceder cuando una criatura no mide sus acciones ni sus actos. Hoy me da risa, y creo que dormí placida y profundamente, que nada sentí, gritos ni llantos. Por suerte besos recibí en esa ocasión, nada de palizas, por tanto fue una gran fiesta para mí.

En esa casa hemos pasado la revolución de 1947, lo recuerdo, fue para nosotros un motivo de juego, porque a casa vino toda una familia que vivían cerca de la ruta, vía principal para llegar a la capital Asunción.

Las calles estaban llenas de soldados y nosotros sin poder salir a jugar al patio, por lo tanto hemos fabricado dentro de la casa todo un mundo aparte, debajo de la mesa , que hemos cubierto con frazadas, nos metimos como veíamos a los soldados en las carpas de campaña, desde los agujeros de las ventanas, jugábamos a los soldados, usando los palos de las escobas como fusiles. No sé cuantos días hemos pasado con este juego y sin poder salir.

Te cuento que mi abuelo don Pedro, vivía también en ese pueblo y para ganar un poco más de dinero, mi mamá le hacía la comida que teníamos que llevarle todos los días. Un día va Isabel a llevarle la vianda, como se demoraba en regresar y la comida estaba lista para nosotras, mi madre me dice que vaya a buscarla. Yo no quería ir, porque a esa hora pasaba por frente a nuestra casa una vaca muy mala, a la que siempre le tirábamos unas piedrecitas para hacerla enojar, La vaca nos conocía y yo le tenía mucho miedo. Luego de unas palizas salí a la calle, veo a Isabel venir y la espero en la calle, porque Celsa estaba muerta de risa, yo estaba aterrorizada que no podía dar un paso más cuando aparece la vaca, a la que por suerte le habían cortado los cuernos y fue derechito donde me encontraba yo. Tanto era mi miedo que no sabía qué hacer, con cinco añitos temblorosa, soy levantada en el aire, pum al suelo, así varias veces, toda ensangrentada, hasta que al fin la pueden alejar, quedando yo tendida con unos golpes internos y una herida sangrante en la pierna, en forma de v de vaca.

Por segunda vez que salvo mi vida, a pesar de todo esto, nunca se dictó una orden para que este tipo de animales no fueran por las calles del pueblo.

Cuando cumplí los 6 años, murió mi abuelo, yo no comprendía el significado de la muerte, pero si me gustaba oír todos los comentarios de la gente. A pesar de lo mal que se porto con mi madre, ella fue la que estuvo a su lado en los últimos días de su vida. Luego de su muerte nosotras fuimos a vivir a la casa que fue de mi abuelo, la cual estaba al lado de la escuela donde íbamos nosotras, así no teníamos que andar tanto camino, como hacían otros niños.

A esa edad aprendí a cocinar, cortándome el pulgar izquierdo, el cuchillo no cortaba la carne, pero si mi dedo. Pensé que mi madre me tendría lástima, pero no fue así, porque primero me dio una paliza, luego desinfectó el dedo, lo envolvió en un pedazo de tela limpia y me ordenó a seguir cocinando, por ser mi día. Creo que fue en ese momento que comencé a odiar la cocina y me propuse estudiar para no tener que hacer las tareas de la casa, que odio hasta el día de hoy, lo hago sí, porque no me gusta la mugre y además a veces tengo hambre y quiero comer algo bueno. Las cuatro hermanas hemos aprendido muy bien con rigor a hacer las cosas de la casa.

Después de grandes hemos comprendido y entendido muchas cosas, como por ejemplo que nuestra madre tenía una gran responsabilidad, tenía que hacer de padre y madre a la vez.

" La Vida Buena "






La vida buena



Una pequeña crónica de la guerra sucia

en la Argentina – 1973- 1983









































Las personas más bellas con las que me he encontrado son aquellas que han conocido la derrota, conocido el sufrimiento, conocido la lucha, conocido la perdida, y han encontrado la forma de salir de las profundidades. Estas personas tienen una apreciación, una sensibilidad y una comprensión de la vida que los llena de compasión, humildad y una profunda inquietud amorosa. La gente bella no surge de la nada.



Elizabeth Kubler – Ross









































Dedico este libro a mi querida madre Emigdia Ibarra que me ha enseñado a enfrentar la vida con coraje y amor. A mis amados hermanos Mario, Cesar (Kuki), Isabel (Chabeli), Celsa ( Dida ) y Silvina (Azucena). Porque a todos ellos los tengo en mi cofre personal hasta el fin de mis días, que nada ni nadie ha podido romper las fuerzas de nuestro amor fraterno, que solo la muerte nos va separando lentamente, y segura estoy que en el más allá, nos volveremos a encontrar.

Con amor y Gratitud Eterna.





































A MODO DE PROLOGO





Queridos amigos: Aquí estoy con ustedes todos, sin ser escritora, pero mis ganas de contarles la historia de mi vida, fue superior a todo, porque pienso que a muchos podría ayudar a salir adelante, a pesar de todo lo que la vida misma nos depara tantas veces. Encontraran algunos negros, siniestros y hasta quizá terroríficos momentos, pero los he vivido, porque deseo vivir en PAZ, lo poco o mucho que me queda por vivir, y deseo de corazón que este testimonio mío os alumbre el camino a seguir en vuestras vidas, y que nunca más vuelva a suceder en este mundo, porque les puedo asegurar que no deseo a nadie cosa semejante.

Es mi testimonio real, que duele recordar, pero duele aun mas porque sucede aun, no solo en nuestro país, sino en todo el mundo.

Pido a los guardias de las prisiones, que respeten a las mujeres detenidas, que piensen en sus madres, hermanas, esposas e hijas, que estoy segura no querrán jamás se encuentren en las mismas condiciones, ya que no sabemos las vueltas que da la vida, y cuando volváis a casa puedan mirar a los ojos de vuestros hijos, con amor, porque si sois capaces de infligir torturas a vuestros semejantes, es porque no conocéis el amor y mucho menos tener la creencia de haber hecho algo digno, ya que nunca seréis galardonados por estos actos indignos y crueles.

No deseo que estas cosas vuelvan a suceder, porque siendo inocente, he vivido en carne propia todos estos tormentos. Es por ello que levanto mi voz por donde quiera que vaya, pidiendo respeto, paz y amor para todos los pueblos, porque no nos merecemos ser tratados peor que a los animales salvajes.

Quiero darle las gracias a mis queridos muertos, quienes han dejado este mundo sin que haya tenido la oportunidad de estar presente en sus últimos momentos, ni darles el ultimo adiós, por culpa del destierro a lo que fuimos también condenadas mi hermana Isabel y yo. Nosotras también tenemos un corazón

Gracias también a mis parientes y amigos, que tanto y espectacularmente me han alentado a escribir parte de mi historia, si bien como les he dicho no soy novelista, pero lo hice con el corazón en la mano, para dejar un testimonio de la crueldad de algunas personas.

No quiero dar nombres, porque necesitare horas, se que ustedes saben y dirán: “ me nombro”, porque los llevo en mi corazón, y sois mi fortuna, sinceramente os quiero y mi caja de caudales es grande, donde hay un lugar para todos y cada uno de ustedes.

Un añuá ( abrazo) muy fuerte. Leonor.







Podremos tocar tantos temas juntos? Nos será permitido hacerlo? Somos seres humanos o monstruos ocultos dentro de una caparazón humana?. Que son realmente los monstruos?.Nos hemos mirado alguna vez por dentro y estudiado sobre nosotros mismos?. ¿ Que somos y adónde vamos?. Quien tiene la verdad sobre nuestra existencia?. Cuantas cosas no tienen explicación ni aplicación.

Quienes nos dominan y gobiernan?. Que hacemos de nuestro mundo material, natural y artificial?. Porque y para que nacemos?. Existen el misterio, la reencarnación, el destino? Encontramos la lucha del poder por el poder, el fuerte, el débil, el odio, el amor, la pasión, la misericordia, pero raras veces el perdón. Son todas palabras, palabras que fluyen como un manantial de nuestro labios, se meten por nuestros sentidos, quizá porque otros lo han dicho o han tratado de hacernos entender. Pero acaso lo han logrado? Tal vez con algunos, pero no con todos.

Si somos perfectos creados, porque sufrimos de tantas dolencias? Porque y para que pensamos? Vamos no te deprimas… Pero, que es la depresión, la angustia, el miedo, que?. La inseguridad, la seguridad, la LEY, que?. Que significan para ti la soledad, la compañía?. Porque existen el porqué y el para qué?. Que difícil me pongo, verdad?. Y que es difícil y que es fácil, si en este mundo nos condicionan desde que nacemos, hasta el final de nuestros días, sin tener permiso para desarrollarnos como deseamos.

También te encuentras con el puedes y casi nadie te ayuda con el puedes. Claro, ahí salen las RECOMENDACIONES, famosas, tajantes, decisivas. Puedes, no puedes, casi nunca quieres o no quieres. Y así vamos por el mundo dando tumbos y recibiendo golpes, sin nunca oír: “ Dáme la mano, levántate, anímate, sigue adelante”, al contrario, sienten alegría de verte hundido mas y mas. Porque será?

EGOISMO: Que es y adonde va?. Quien lo sabe? NADIE! Pero tenemos que seguir adelante, porque hemos nacido con estructura de seres humanos, cabeza, tronco y extremidades. Que te sucede? No sé, no puedo seguir, desde el momento que salió eso de SERES HUMANOS, algo pasa. Es misterio o realidad, pero si me das la mano seguiremos juntos, así no voy tan sola en este mundo de papeles, que en cualquier momento se queman y desaparecen. Que haces, no quieres venir y tienes razón, cierra el libro, tal vez es mejor. Pero no temas, es solo mi historia la que ira adelante, o tal vez la tuya o la de muchos otros como nosotros. No quieres andar o no te dejan?. Pues bien, anda, la senda se abre, nooo, no te detengas porque pierdes. Perder? Quien lo ha dicho? Si, un pesimista, nooo, un optimista, Pero… si fue la verdad!!! No, no puede ser, fue la mentira, porque a la verdad, la mataron los Yánquis. Corre, corre que nos aplastan. Abre las puertas y ventanas, abre el mundo, que los días, las semanas, los meses y los años como la vida pasan volando y no se detienen. A nosotros que recién comenzamos, nos dejaran seguir?

Vamos, aunque tal vez es mejor esperar, pues entra en nuestro mundo la televisión, ese adelanto de la ciencia que no nos deja ya pensar. Nos atrofia o nos reduce a la mínima expresión. Nos sentamos delante de ese aparato de forma cuadrada o rectangular, según como lo deseas, y salen las imágenes que preparan y que piensan que merecemos. Mejor